jueves, 22 de octubre de 2009

El niño huerfano (poema)

IMITACION DEL INGLES
Yo soy un niño huérfano; en la tierra
nadie alivia mi bárbaro dolor;
ni amor materno, ni paterno amparo
consuelan mi afligido corazón.
Como pan de limosna; el frio suelo
duro lecho me da para dormir,
y cuando la hora de los besos llega,
no hay besos ¡ay! ¡no hay besos para mí!



Yo recuerdo a mi padre;yo recuerdo
de mi madre la angélica bondad,
que el llanto leve de la tierna infancia
sabía en risa y en placer trocar.
Llena de amor, em sus amantes brazos
de caricias colmábame sin fin,
y si en mi faz sus labios se posaban
¡que dulces eran su besos para mi!


Pero ¡ay! la guerra destructora
un día vino como desecha tempestad,
redoblaban tambores y a rebato
tocaba la campana del lugar.
Aquel vibrante son estremecía
con agrado mi espíritu infantil…
pero aquel vibrante son me arrebataba
los besos tan queridos para mí.

Rojo vestido púsose mi padre
y reluciente espada se ciñó;
sobre su férreo casco se mecían
gallardas plumas en flotante airón.
Al ver ondeantes plumas y guerreros,
sentí mi joven corazón latir;
¡ay! guerreros y plumas me robaron
los besos tan queridos para mí.

Mi madre llora; ¡pobre madre mia!
mi padre monta indómito corcel;
al ver el llanto triste de mi madre,
sentí mi joven corazón desfallecer.
En confuso tropel se amontonaron
jinetes y peones, mil y mil,
¡van a marchar!... ¡mi padre me da un beso!
¡que triste fue aquel beso para mi!...

Parte el galope; aléjase. - Ya es tarde...
¿no ha vuelto mi padre? –No. -¿y volverá? –No.
-Ya no me agrada la guerra; yo creía
que era solo campanas y tambor.
Mi madre por la noche gime y llora,
ya no hay cuentos alegres al dormir,
y si en mi faz sus labios se fijaban
¡Que tristes eran sus besos para mi!...

¡Victoria! gritan; la campana suena,
¡victoria, si, mi padre vuelve ya!
en hombros sus amigos le trajeron…
envuelto en un sudario funeral.
¡oh que horroroso grito! ¡pobre madre mía!
abrazóme convulsa, yo sentí
que un ósculo abrasaba mi mejilla…
¡Que triste fue aquel beso para mí!

Y ya solo otra vez sentí sus labios,
herida por el hierro del dolor;
al exhalar el último suspiro,
un beso… un beso… ¡el último me dio!
“¡Hijo mio! ¡hijo mio! me decía,
¡abrázame otra vez! ¡voy a morir!”
Y clavando sus labios en mi frente…
¡Que horrible fue aquel beso para mí!

Sí, soy un niño huérfano; en la tierra
nadie alivia mi bárbaro dolor;
ni amor materno, ni paterno halago
consuelan mi afligido corazón.
Como pan de limosna; el frio suelo
duro lecho me da para dormir,
y cuando la hora de los besos llega,
no hay besos ¡ay! ¡no hay besos para mí!

Yo bajaré a la tumba de mi madre,
de la noche en la triste oscuridad;
levantaré la losa que la cubre,
envuelta en su mortaja funeral,
cubierto por los lúgubres cipreses,
¡tanto la llamaré, que me ha de oir!
Ya deseo otra vez sentir sus besos,
sus besos tan queridos para mí.


Francisco Luis de Relés



Este poema me lo enseño mi padre,
Juan Manuel Flores Hernández (1935-1998).
lo recité muchas veces en mi infancia
y antes que se me olvide por completo, lo transcribo y lo comparto.

Saludos

sábado, 10 de octubre de 2009

Compartiendo en la red


Hola a todos.

Este es mi espacio personal donde compartiré cosas que espero sean de beneficio para muchos.


Hasta luego